Elena, una chica nueva en el instituto, con pelo ni marrón oscuro ni claro, un termino medio, con ojos verdosos, morena, alta; teme estar sola en el instituto, ya que es su primer día. Ella se va fijando en todo lo que va viendo, y a la vez lo va redactando en un pequeño cuaderno que siempre lleva en la mano. Se sienta en unas escaleras que hay al lado de la cafetería y empieza a observar a todo el mundo que pasa, oler la tierra mojada del patio y escuchar los murmullos y conversaciones de la gente. Se da cuenta de una pequeña estructura de una forma rara, que hay en medio del patio. Se queda fija viendo esa estructura de metal y llega a la conclusión de que es una fuente, pero no una fuente normal que hecha agua sino una fuente rota que no sirve para nada. Empieza a hacerse preguntas como ¿que pinta esa cosa ahí si no funciona? Ella estaba acostumbrada a que en su casa vieja, todas las cosas que no funcionaran no valían para nada y había que tirarlas y al ver la estructura esa lo vio raro. Todos los días, Elena la observaba y llego un momento donde quiso ir a hablar con el director para que la quitara, porque lo único que hacia ahí era molestar. El director le dijo que a lo mejor ella no se había parado a pensar que la fuente esa como decía ella tenia un valor importante porque aunque no funcionara en un pasado funcionó.
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