martes, 3 de junio de 2014

Excursión a Tomelloso. Visita a Caroline Culubret en Cicato

Nuestra profesora de Lengua y Literatura al llegar a Tomelloso nos reunió en una pequeña entrada al aire libre para darnos algunos consejos de lo que iba a tratar la visita. Nos teníamos que fijar en los siguientes puntos:                                                                                                                                                            -Importancia en los espacios                                                                                                                        -La distribución de los cuadros                                                                                                                    -La importancia del arte en un pueblo
Al llegar allí nos presentamos y tuvimos un tiempo para observar todos los cuadros que había. Después nos tocó reflexionar sobre lo que habíamos visto o inventarnos una historia sobre algún cuadro. Yo elegí hacer una reflexión sobre un cuadro que me llamó la atención.

Reflexión:
Entro en un bar que no conozco, y lo primero que me llamó la atención fueron esas palabras, frases, dibujos... pintados en la pared como si fuera la pared un folio en blanco, sin limites. Después empiezo a ver paraguas colgados en el techo, sí paraguas muy bonitos que cuelgan del techo de una forma extraña, nunca había visto una cosa así. Después empiezo a mirar a mi alrededor y estoy rodeada de cuadros, pero no cuadros con forma cuadrada ni rectangulares pequeños como estoy acostumbrada a ver, eran cuadros circulares y de gran tamaño, muchos de ellos representan la forma de vida de algunas personas. Yo estaba alucinando con lo que estaba viendo y ya para finalizar veo y hablo con la pintora de los cuadro, estamos acostumbrados a ver imágenes de cuadros de artistas famosos y no a ver los cuadros en realidad con el pintor al lado. Todo era impresionante.

lunes, 17 de marzo de 2014

Poesia surrealista

En aquellos bosques encantados                                                                                                                   vivían cuatro damas encantadas                                                                                                                 como no sabían nada de nada                                                                                                                       se pasaban esas tardes abrumadas.                                                                                                               Un día aprendieron magia                                                                                                                                 y hasta el lago lo hechizaron                                                                                                                             y una buena regañina                                                                                                                                       fue caída en ellas.

Historia de violencia

Ana caminaba por la calle con paso firme y confiado, era la primera vez en mucho tiempo que estaba segura de lo que iba a hacer. Seria la primera vez que pisaría un juzgado, la primera vez que estaría frente a un juez. Ya estaba a mitad de la calle, podía ver las banderas oficiales moviéndose con el viento en el balcón del palacio. Estando en la puerta "Respiró", ignoró a todos los que la miraban y comenzó a subir los escalones anchos de la entrada.                                                                               -¡Eh, eh! ¡Espera, tú!—le grito alguien por detrás, ¡Espera que tengo que hablar contigo antes de entrar ahí—repitió varias veces.
 Ana no dijo nada, solo le miró a los ojos, era la primera vez que lo hacia en mucho tiempo.
–Si quitas la denuncia, te dejaré en paz, ya no te diré nada nunca más, de verdad, ¡Ve y quitala, te prometo que ya no volverás a verme.
–¿Me lo prometes? le dijo con una voz profunda.
–Te prometo que no volveré a decirte nada, ni a acercarme a ti nunca más, ni a mirarte, si me perdonas, no volverás a verme, ¡te lo juro!
–¿Me lo juras? ¿Por quien me lo juras? – los ojos le brillaban.
– Sí, te lo juro—retrocedió un paso asustado—si quitas la denuncia te juro que no te molesto más.
– ¿Tienes miedo? Pues yo no, ¡Ya no te tengo miedo! ¡Ya no te creo! ¿Cuántas veces me dijiste esto antes? ¿Cuántas veces me dijiste que ya no me molestarías más? ¿Cuántas veces antes, me acosaste, me humillaste, me perseguiste, me amenazaste, me insultaste, y me juraste que no lo volverías hacer? ¿Cuántas veces me pediste después perdón y me prometiste que me dejarías en paz? ¿Cuántas veces te perdone, pensando que tal vez tenías razón: todo es culpa mía?, ¡Soy tan tonta! ¡Cuantas veces con tu voz dulzona me creí que todo eso podía ser por que me querías!—
 Estaba abrumado, jamás la  había visto así. Nunca había escuchado aquella voz, ni había mirado esos ojos. Él se sintió acorralado.
–Si, si pero, ya te juro aquí mismo que esta vez es de verdad.
–¡Sí!, tienes razón, – le interrumpió–  puedes estar seguro, que será la última. Solo ha habido, una paliza, pero ¡Yo! sí te juro, ¡Que es la última!
 Dio media vuelta y subió los cuatro escalones de la entrada, sorprendida de sí misma, pero satisfecha. Serena, firme, y segura de que estaba haciendo lo que debía.
 Unos minutos después, Ana estaba sentada en un banco de madera, a la derecha frente al juez. Un hombre serio que imponía autoridad con su bata negra. Ella estaba sentada allí sola, pero no tenía miedo. En el instante en el que comenzaron a exponer el caso, el tiempo se detuvo o corrió demasiado. Debieron de pasar horas por que cuando caminaba, de vuelta a casa recordaba todo y cada una de las palabras, y de las preguntas que se habían dicho en la aquella habitación. Las preguntas del fiscal, del abogado defensor, de las respuestas de los testigos, del llamamiento al comportamiento que le había hecho a uno de ellos, de los ojos del juez buscando los suyos y mirando a los de él , y recordaba la ultima pregunta y su respuesta :
– ¿Tiene algo que añadir a todo lo que se ha dicho en esta sala?
–No señor, yo solo quiero que me deje en paz. Que me deje vivir, y que él haga su vida y ni se acuerde de mí.
– Entonces todo queda visto para sentencia.
 Ana se tumbó en la cama y cerró los ojos. Era media tarde.
Ahora tocaba olvidar. Olvidar la primera vez que la humilló en público, olvidar todos los insultos... Las veces que le había prohibido charlar con alguna amiga, o el temor por llegar sólo dos minutos tarde. Olvidar para siempre sus gritos, sus celos, sus insultos, sus amenazas…
Ahora se sentía con fuerza para volver a llevar su vida. De volver a encontrarse con sus amigos, a los que había tenido que dejar de lado.
 Ya había oscurecido del todo, y Ana se sentía cada vez más satisfecha, aliviada, recompensada, libre, y más fuerte: ya no le tenía miedo, ni se lo volvería a tener jamás.

sábado, 25 de enero de 2014

¿Qué es lo bello para ti?

Para mí lo mas bello es mi madre.Esas conversaciones largas y repetitivas que no me gustan para nada, muchas veces me sirven para mirar las cosas de otra manera, que algunas veces me lo dice por mi bien, y que yo no la escucho. Me hace ver los días de otra manera, que no solo es salir o estudiar, que hay que disfrutar momentos en familia, llevar la casa... Me enseña algunas cosas que en un futuro me van a hacer falta, conmigo se cabrea mucho porque no suelo hacerle caso cuando dice hoy día de fiesta a limpiar y entra en mi habitación, me despierta y dice venga vamos o cuando tengo examen y un día antes no me pongo a estudiar cuando ella dice. Con ella me lo paso muy bien, dice muchas tonterías que no me gustan para nada y mas cuando las dice delante de la gente, me da vergüenza, pero ella lo hace mas aposta. Esa cara que pone cuando me toca a mi hacer la comida, esa cara extraña que parece que se va a enfadar y vocear y luego es lo contrario sonríe y me ayuda a mejorarlo aunque no tenga solución. Nunca le he dicho lo mucho que la quiero pero ella siempre va a ser la mejor.